Está claro que la compañía quiere volver a ponerse en marcha, así que ahora es un buen momento para examinar por qué los viajes son tan importantes, cómo miden los negocios su valor, qué ha cambiado (mucho) y cómo liderar la próxima era de los viajes de negocios.
¿Por qué vamos a lugares?
La integración humana es un deseo innato; queremos ver a nuestros compañeros, queremos crear nuevos recuerdos y queremos volver a sentirnos normales.
Las reuniones virtuales pueden ser más eficientes pero no tienen el mismo efecto. Han sido el contexto para las “relaciones” durante la pandemia pero las integraciones en persona (conocer a los clientes, socializar con los clientes, recorrer sus entornos de trabajo) no pueden reemplazarse por completo.
¿Cómo debemos medir el valor de los viajes de negocios?
Si no hubiera valor en llevar nuestro negocio a la carretera, no habríamos estado haciéndolo durante décadas. Sin embargo, si hubo un aspecto positivo de la pandemia es que nos ha dado tiempo para volver a examinar las cosas que hemos hecho durante décadas para ver si “lo que siempre hemos hecho” es “lo que debemos seguir haciendo”.
¿Qué ha cambiado, aparte de todo?
A medida que nos adentramos en el territorio inexplorado de los viajes corporativos posteriores a la pandemia, ¿qué debemos buscar?, ¿qué sorpresas hay más allá del horizonte?, ¿a qué obstáculos y oportunidades nos enfrentaremos?
Viajar en 2021 y más allá no es como nada que hayamos visto nunca pero no cambia la verdad de por qué tenemos que llevarnos los negocios a la carretera. Queremos volver a ver a nuestros clientes y compañeros. Queremos sentarnos alrededor de la mesa. Queremos colaborar en la próxima gran idea. Queremos volver a sentirnos normales.
Los viajes hacen que todo sea posible pero, antes de irnos, debemos poner en marcha estrategias que antepongan al viajero ante el negocio y la salud por encima de todo lo demás.
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