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Todo lo que necesitas saber sobre la cultura corporativa
La cultura corporativa es una herramienta de interés para las organizaciones empresariales y su capital humano. Abarca valores, creencias, normas, costumbres y prácticas compartidas. Se construye y fortalece con el tiempo aportándole personalidad a la compañía.
Es esencial en la evolución empresarial, forma parte de su ADN y tiene una elevada cuota de competencia en el éxito, sostenibilidad de las organizaciones, la experiencia del empleado y de los clientes.
La gestión de la cultura corporativa repercute en la forma en que se hacen los negocios y determina cómo los colaboradores, el mercado y la competencia perciben a una organización.
De allí la importancia de contar con una cultura empresarial bien definida, en la que los empleados estén alineados con la visión, misión y valores de la marca.
En América Latina, la cultura organizacional se distingue, entre otras cosas, como una fuente de ventaja competitiva y la clave para lograr un alto desempeño en las compañías.
Estas aseveraciones provienen de un estudio publicado por Harvard Business Review (HBR) en el año 2018 y que, hasta la fecha se mantiene vigente.
La investigación, además, menciona que la cultura empresarial no solo debe aplicarse, también tiene que ser medible. Es la forma para hacer encajar cultura y estrategia y convertirla en un activo de gran valor para las compañías.
Entonces, no es un error asegurar que la cultura debe estar correctamente alineada con la planificación y objetivos empresariales.
A continuación, profundizaremos en lo que significa la cultura corporativa para las organizaciones que tienen una visión de futuro y apuntan al crecimiento.
¿Qué es la cultura corporativa?
También se le conoce como cultura organizacional y aunque en los últimos años ha ganado popularidad, la verdad es que no se trata de un concepto nuevo. Nació en el año 1979 y fue definida, textualmente así:
"es el patrón de valores y comportamiento de los miembros de una organización para generar un efecto positivo en el contexto del trabajo".
Han pasado más de cuatro décadas desde que se usó este concepto por primera vez. Desde entonces no ha parado de evolucionar al ritmo que lo hacen las empresas.
En medio de las innovaciones tecnológicas y el teletrabajo, entender su definición es fundamental para los líderes y dueños de negocios.
Hoy, la cultura corporativa se refiere a la esencia y personalidad de la empresa. Define los valores, normas, creencias, políticas, actitudes y formas de comunicación dentro y fuera de la compañía.
En otras palabras, aporta una identidad única e influye en el planteamiento de metas y la toma de decisiones para el logro de objetivos comunes.
La cultura de una organización determina la pauta de las relaciones entre los empleados, proveedores, clientes y el público en general.
Además, establece el camino sobre las actitudes que deben tomar quienes forman parte de la organización. Así que, influye de forma directa en la motivación, disposición, y productividad de los empleados.
4 características de la cultura corporativa
Cada empresa tiene su propia cultura, pero en líneas generales hay una serie de características en las que coinciden aquellas que se proponen innovar y apuntan al desarrollo constante.
A continuación, explicaremos las cuatro cualidades fundamentales:
1. Valores compartidos
Se refiere a las creencias comunes de todos los trabajadores, incluyendo los líderes y define la manera en que interactúan entre sí.
Es la empresa la encargada de establecer los valores para impulsar un clima armónico, orientado al respeto y el espíritu colaborativo.
Los valores más comunes en las compañías con buenas prácticas culturales son:
- Responsabilidad;
- integración;
- colaboración;
- creatividad;
- innovación;
- trabajo en equipo;
- inclusión;
- diversidad;
- liderazgo visionario.
2. Niveles de jerarquía
Forman parte de la cultura organizacional, porque es la manera en que la empresa asume y refuerza la autoridad entre empleados y departamentos. No importa si aplica la comunicación horizontal o lineal, las responsabilidades de cada cargo siempre deben estar bien definidas.
Por años, las empresas han utilizado la jerarquía que se distribuye en forma de pirámide. En esta, los empleados están en la base y los jefes en la cúspide.
Sin embargo, las necesidades del entorno empresarial han cambiado con el tiempo y, en la actualidad, hay diferentes modelos de jerarquía, como, por ejemplo:
- La estructura matricial;
- estructura lineal;
- estructura jerárquica;
- estructura por división;
- estructura funcional.
3. Toma de decisiones
La cultura de cumplimiento que se aplica dentro de una empresa impacta de forma directa en la toma de decisiones, porque debe estar orientada a generar cambios organizacionales, mejorar la productividad e impulsar la innovación.
La aplicación de una sólida cultura organizativa es crucial para que los integrantes de un equipo seleccionen entre varias alternativas aquellas que están alineadas a los propósitos, necesidades y objetivos de la empresa.
Considerando que la toma de decisiones es la brújula que dirige a una empresa, estas no pueden estar aisladas de la estrategia de negocios y, por ende, tampoco de la cultura empresarial.
Un estudio realizado por Harvard Business Review y Thoughtspot detalla que el 87% de los líderes empresariales consideran que las compañías tendrán mayor éxito si sus trabajadores, de primera línea, están capacitados para tomar decisiones importantes.
4. Subculturas organizacionales
Este es uno de los conceptos más nuevos que ha sido objeto de estudio desde que la cultura organizacional emergió en las empresas modernas.
Se trata de grupos más pequeños que comparten una visión, ideas, valores, entre otros aspectos y surgen de la cultura dominante. Suelen formarse entre departamentos y le aportan identidad a los equipos.
A estas subculturas no se les puede mantener aisladas de la base general y requieren de una supervisión y gestión de los líderes y gerentes.
Importancia de la cultura corporativa
La cultura corporativa es tan importante como la estrategia de negocios. Incentiva el sentimiento colectivo y, si es bien aplicada, se convierte en uno de los principales activos de las empresas.
De allí la importancia de ponerla en práctica, pero no solo se trata de crear un buen clima organizacional. ¡Hay más! Veamos las razones que la hacen tan relevante:
1. Aporta identidad de marca
La cultura organizacional es la manera más eficaz para que todos los integrantes de un equipo entiendan quiénes son, conozcan los valores que los caracterizan y qué los diferencia de otras empresas.
Además, los empleados y líderes saben qué esperar y qué se espera de ellos.
2. Establece una dirección a seguir
Instaurar una cultura organizacional es también marcar el camino que deben seguir quienes forman parte de la compañía. Es una guía sobre cómo se abordan los desafíos y oportunidades.
3. Promueve el trabajo en equipo
Las políticas que se establecen dentro de la compañía siempre deben estar orientadas al sentido de pertenencia y a un espíritu colaborativo. La razón es que los empleados que comparten valores y objetivos tienden a trabajar mejor.
En este punto, cabe destacar la importancia de reconocer el espíritu colaborativo y promover incentivos para el logro de objetivos. Por ejemplo, viajes de negocios, estudios profesionales, entre otros.
4. Ayuda a la atracción y retención de talentos
Las personas prefieren trabajar en empresas cuyos valores éticos se alineen con los suyos. Si los talentos se sienten identificados con la dinámica laboral, quieren formar parte del equipo. Mientras que quienes ya están dentro, trabajan en función de mantener su puesto.
5. Se convierte en un incentivo
Una cultura que valora a sus talentos incentiva la motivación y el compromiso de los equipos. Además, motivar a los empleados aumenta la productividad.
Entonces, es indispensable que se determinen estrategias efectivas de recompensas e incentivos. Además, es un buen paso para alcanzar el éxito empresarial sostenible a largo plazo.
6. Enfrentar cambios
Una cultura sólida es fundamental para que las organizaciones se adapten a los cambios y desafíos. Los empleados arraigados a una identidad corporativa tienen más posibilidades de enfrentar los cambios con resiliencia y flexibilidad.
7. Mejora la experiencia del cliente
Los empleados comprometidos en brindar un buen servicio y contribuir con el crecimiento de la empresa son claves para mejorar la experiencia del cliente.
8. Impulsa la imagen y reputación de la empresa
Una cultura bien establecida es esencial para generar una imagen positiva tanto interna como externamente. Esto influye en la percepción de los empleados, clientes, inversores, proveedores y público en general.
¿Cuáles son los elementos de la cultura corporativa de una empresa?
La cultura empresarial es el ADN de la compañía, la dota de un sistema de valores que siguen los miembros del equipo y hace que todos remen en la misma dirección. Pero, ¿cómo establecerla y ponerla en práctica?
Lo esencial es conocer sus elementos para, partiendo de allí, direccionar a la empresa. Son estos los más relevantes:
- Valores: son los principios éticos y profesionales que orientan las actitudes de los miembros del equipo. Además, define la personalidad de la compañía y marca la ruta a seguir para el logro de los objetivos.
- Normas: se refiere a las reglas que rigen la conducta de las personas en el entorno laboral. Aquí, se establecen códigos de vestimenta, horarios, medidas de seguridad, salubridad, entre otras.
- Liderazgo: establece la manera en que los líderes y gerentes gestionan las labores para impulsar a sus compañeros a alcanzar metas y objetivos específicos. Por lo tanto, quienes están a la cabeza desempeñan un papel fundamental en la promoción y la aplicación de la cultura corporativa.
- Comunicación: una buena gestión comunicacional es fundamental para lograr la eficiencia de los colaboradores y aumentar la productividad. Al idear la cultura corporativa es de gran valor fundar las bases para la comunicación interna y externa.
- Relación con el cliente: la mayoría de las culturas corporativas se centran en la atención a los clientes para ofrecerles la mayor satisfacción posible. Para ellos, los empleados deben tener claro la importancia de satisfacer las necesidades y expectativas del público.
- Innovación: la innovación empresarial es cada vez más relevante para mejorar los procesos corporativos. En especial en la era de la aceleración digital en la que estar a la vanguardia marca la diferencia para la evolución de las marcas, entrar al mercado competitivo y presentar al público productos y servicios novedosos.
Los elementos de la cultura organizacional varían de acuerdo a las necesidades de cada empresa y se adaptan en función de los objetivos y el mercado en el que se desenvuelven.
Lo que le funciona a una organización no necesariamente tiene que ser efectivo para otra. De allí que es preciso que cada marca encuentre su propia identidad.
3 funciones de la cultura corporativa de una empresa
La cultura corporativa impacta en la operatividad, el ambiente laboral y la relación de las empresas con el entorno. Esto debido a una serie de funciones que explicaremos a continuación:
1. Definir la identidad de la empresa
La identidad corporativa es clave para que todos los miembros del equipo tengan la misma percepción de la empresa. Gracias a esto se fundamentan creencias, actitudes, valores y estilo.
Además, al definir la identidad de la empresa se establecen los elementos que la distinguen y diferencian de otras. Va más allá de la imagen, se relaciona con la manera en que se organiza la compañía para mantenerse operativa.
2. Guiar hacia el logro de objetivos
Las decisiones de una empresa no pueden tomarse de forma aislada, debe existir una guía en la que se especifique las acciones que definen el día a día y cuál es el protocolo ante circunstancias complejas.
Desde este punto de vista, la cultura corporativa se convierte en la guía y la orientación de empleados y líderes adoptando el concepto de cultura inclusiva.
3. Instaura el sentido de pertenencia
Al sentido de pertenencia también se le denomina engagement empresarial y es esencial en la cultura organizacional. Es la clave para que los empleados se sientan identificados con los valores de la marca y experimenten la satisfacción de formar parte de un equipo.
Cuando los empleados tienen creencias compartidas, suelen trabajar en equipo para alcanzar metas y la colaboración se da de forma espontánea.
La clave para esto es crear espacios en donde las personas se sientan seguras, se practique la empatía y todos trabajen en sinergia para la búsqueda de soluciones.
El sentido de pertenencia mejora la productividad y con ello el rendimiento de la compañía.
Tipos de cultura corporativa
Cada empresa cimienta las bases para la construcción de su cultura corporativa. Es un reto lograr que sea sólida y se haga más fuerte con el pasar del tiempo.
Para alcanzar este objetivo, lo primero es definir qué modelo de cultura se alinea con las necesidades de la organización y así darle sus propias características y enfoques.
Existen diferentes tipos de cultura en el mundo empresarial, son estas las cinco más comunes:
1. Cultura de jerarquía
También la definen como cultura del poder y se basa en crecer en el mercado a través de enaltecer la figura principal de la empresa.
Aquí se utiliza la comunicación vertical, en la que el mensaje fluye solo desde los líderes. Además, las decisiones están a cargo de líderes y gerentes sin tomar en cuenta la opinión del resto de los integrantes del equipo.
Es un tipo de cultura que se usó por años y en los últimos tiempos ha ido quedando atrás.
Un ejemplo de este modelo de cultura empresarial es Ford Motor Company. Su fundador Henry Ford hizo de la compañía la más importante del mercado y pagaba los mejores salarios de la industria, pero el éxito pronto lo llevó a convertirse en un líder tirano.
Como consecuencia perdió empleados de gran valor y varios negocios.
2. Cultura orientada a los resultados
El enfoque es alcanzar objetivos y metas. Por lo tanto, la eficiencia, optimización de los procesos laborales, el ahorro de recursos y la evaluación del personal con base a resultados y logros es el código de la cultura.
La empresa se esfuerza por ser eficiente y competitiva en el mercado. Para lograrlo, elimina todo aquello que se interponga en conseguir objetivos favorables. Dicho de otra manera, no acepta nada que se interponga en lo esperado.
Aquí la estructura de la organización es flexible, porque siempre existe la prioridad de cumplir con las necesidades que lleven a realizar las tareas con resultados positivos.
3. Cultura de colaboración
En este modelo de organización empresarial se fomenta el espíritu colaborativo de cada departamento para aportar ideas y conocimientos que lleven al logro de objetivos comunes.
Entonces, todos los miembros de un equipo tienen la misma importancia, se deja de lado la jerarquía y se siembran bases para fortalecer la confianza, que fluya la comunicación y se aprovechan las oportunidades.
Es una cultura ágil en la que no existe el miedo a cometer errores, se refuerza la creatividad y siempre se está en la búsqueda del mejor talento.
4. Cultura orientada al cliente
Como su nombre lo indica, el plan de acción de la compañía gira en brindar la mayor satisfacción posible al cliente. En cada fase se evalúa la experiencia del público y la forma en que se percibe la marca.
En este momento, cuando la inmediatez, la interacción a través de las redes sociales y la innovación marcan la pauta, es este el tipo de cultura organizativa que mejor se adapta a quienes apuntan a un crecimiento rápido.
Hoy, el cliente es crítico y cada vez más exigente. Por lo tanto, si se siente atendido y escuchado existen altas probabilidades de fidelizarlo.
5. Cultura de ética y valores
Sus fundamentos son el compromiso, integridad, responsabilidad, ética y valores. El trabajo en equipo y el respeto profesional también son fundamentales.
Una cultura de ética y valores apunta a lograr un equilibrio entre todos los miembros de la organización, clientes y público en general.
Los códigos de ética que se aplican tienen un gran impacto en el desempeño laboral y los valores están relacionados con la responsabilidad social, políticas de tolerancia y respeto.
¿Qué debemos tener en cuenta al definir la cultura y los valores?
Para crear una cultura corporativa se precisa de estrategia y planificación. Son estos los aspectos a considerar:
- Definir la identidad de la empresa: comienza por comprender la esencia de la organización y para ello es preciso responder las preguntas básicas como: ¿quiénes somos? ¿qué hacemos?, ¿cuál es su propósito y misión?
- Involucrar a los miembros de la empresa: líderes, gerentes y el resto de los empleados, todos tienen algo que aportar y pueden proporcionar una perspectiva diversa de los valores.
- Analizar la cultura actual: esto funciona para saber qué valores ya se encuentran presentes, cómo se alinean con las necesidades de la compañía y en qué aspectos es necesario hacer ajustes.
- Alinear valores con la estrategia de negocio: valores, estrategia y objetivos de la empresa deben estar en la misma sintonía para impulsar la dirección y alcanzar una cultura organizacional exitosa.
- Pautas claras: normas, valores y todo lo relacionado con la cultura corporativa debe estar plasmado en un lenguaje claro, que sea sencillo de comprender y recordar para todos los niveles de empleados. Solo así, sabrán aplicar cada pauta.
- Promover la autenticidad: establecer normas y valores solo porque suenan bien no tiene sentido. Cada punto debe ser auténtico y aportar valor a la identidad de la empresa.
- Evaluar y medir resultados: la cultura y los valores no son estáticos. El mercado evoluciona y la cultura corporativa también está obligada a hacerlo. Evaluar y medir resultados de forma constante es parte de la dinámica.
¿Cómo se desarrolla la cultura corporativa de una empresa?
La cultura corporativa se desarrolla y fortalece con el tiempo, no nace de la nada y requiere de una combinación de factores que conforman la identidad de la marca. Estos son los pasos que ayudan en la creación de un modelo sólido:
- Definir los valores y la misión: con la misión se expone lo que la compañía espera lograr y cuál es el camino para conseguirlo. Mientras que los valores son los principios que establecen la conducta que se debe seguir para cumplir los objetivos.
- Enseñar con el ejemplo: los líderes de la empresa son los modelos a seguir. Deben ser los primeros en cumplir con los valores y las pautas de conducta para que el resto de los empleados también se sumen a las políticas establecidas.
- Mantener una comunicación constante: reuniones, correos electrónicos, comunicados y cualquier otro canal de comunicación debe ser bien utilizado para que todo el personal esté al tanto de lo que sucede en la organización.
- Seleccionar al mejor talento: en el proceso de contrataciones es vital buscar a personas que compartan los mismos valores de la cultura empresarial. De esta manera será más fácil darle complimiento e identificarse con la marca.
- Resolver conflictos: no todo siempre es color de rosa y es preciso enfrentar los desafíos. Para ello, la recomendación es aplicar políticas transparentes.
Por último, es importante considerar que la cultura corporativa no puede desvincularse de la digitalización en la gestión de gastos, porque todo forma parte de la efectividad con la que se apliquen las políticas. Entonces, para saber cuál es el siguiente paso a seguir, solicite una reunión con un experto de SAP Concur.